Debo reconocer para empezar que este tipo no me cae bien. Me parece un excelente comercial que se está forrando a costa de mucho papanata que hay por ahí (y por aquí) suelto. Pero un cara de padre y muy señor mío.
Ha hecho un decentito documental (técnicamente hablando) sobre el medio ambiente que científicamente tiene menos base que una peonza (entre otras cosas, coge las series anuales en función de lo que le interesa “demostrar”). Pero, como las peonzas, mientras siga girando (entiéndase comercializándolo a bombo y platillo) parece que no se caerá.
¿Que un juzgado británico dice que no hay por donde coger al dichoso vídeo porque tiene más trampas que una película de chinos? No pasa nada. El altavoz Gore es más potente que el del puñetero juez. ¿Que los mismos ecologistas denuncian a Gore porque consume 10 veces más energía que un americano promedio? Bah! Estos chavales de “grinpís” no tienen ni megáfono a mi lado. ¿Que mis minas contaminan como locas? ¿Y qué? ¿Sabe usted la pasta que me estoy llevando calentita?
Para colmo, en un excelente ejercicio de habilidad diplomática que tan bien describió Cela cuando le dieron el de literatura, la Fundación Nobel le da el de la Pazzzzzzz (para que nuestro presidente esté contento). Menudo descrédito para la Fundación. Recuerdo que Gore era el vicepresidente del gobierno que mandó bombardear Kosovo SIN mandato de la ONU (Ah! Pero entonces valía, ¿no?).
Hay varios libros interesantísimos que le dan una torta sin manos a todos los argumentos que Gore esgrime en sus rollos patateros. Como muestra pongo dos: - El ecologista escéptico, de B. Lomborg, ed. Espasa. - Guía políticamente incorrecta del calentamiento global, de C.C. Horner, ed. Ciudadela.
Y las puntillas finales, que se quede en nuestra casa: el gobierno de España, en un ataque furibundo de buenismo, ecologismo sandía (verde por fuera, rojo por dentro), trinque casi seguro y corrección política demagógica a raudales… va y le compra al pollo 30.000 vídeos de esos para metérselos con calzador a los escolares. Eso sí, a un precio un 58% superior al que se podría comprar la cinta en una cadena que, precisamente, no es que sea el paradigma de lo barato (http://www.elconfidencial.com/cache/2007/10/17/50_gobierno_gasta_dinero_comprar_euros_siete_corte_ingles.html)
… por no hablar del casi cuarto de millón (de euros, oiga) que le van a pagar al personaje algunas comunidades autónomas porque venga a soltar una conferencia “divina de la muerte”. Entre ellas Andalucía donde, como todo el mundo sabe, nos sobra el dinero a expuertas.
Creo que el tema del cambio climático o del calentamiento global no es cuestión de debate tal y como se está planteando.
Es un asunto que merece la atención de la Comunidad Científica, y que son los científicos los que deben aclarar la situación.
La ciencia es como es: no es democrática, no va por modas. La ciencia tiene un Método unas formas. Así es como se ha permitido su avance y como estamos donde estamos.
Por mucho que se debata por políticos, periodistas o científicos, si Einstein tenía razón, la tenía. No es cuestión de debate, es cuestión de rigor científico, de método científico. Es lo que tiene la ciencia.
2 comentarios:
Debo reconocer para empezar que este tipo no me cae bien.
Me parece un excelente comercial que se está forrando a costa de mucho papanata que hay por ahí (y por aquí) suelto. Pero un cara de padre y muy señor mío.
Ha hecho un decentito documental (técnicamente hablando) sobre el medio ambiente que científicamente tiene menos base que una peonza (entre otras cosas, coge las series anuales en función de lo que le interesa “demostrar”).
Pero, como las peonzas, mientras siga girando (entiéndase comercializándolo a bombo y platillo) parece que no se caerá.
¿Que un juzgado británico dice que no hay por donde coger al dichoso vídeo porque tiene más trampas que una película de chinos? No pasa nada. El altavoz Gore es más potente que el del puñetero juez.
¿Que los mismos ecologistas denuncian a Gore porque consume 10 veces más energía que un americano promedio? Bah! Estos chavales de “grinpís” no tienen ni megáfono a mi lado.
¿Que mis minas contaminan como locas? ¿Y qué? ¿Sabe usted la pasta que me estoy llevando calentita?
Para colmo, en un excelente ejercicio de habilidad diplomática que tan bien describió Cela cuando le dieron el de literatura, la Fundación Nobel le da el de la Pazzzzzzz (para que nuestro presidente esté contento). Menudo descrédito para la Fundación.
Recuerdo que Gore era el vicepresidente del gobierno que mandó bombardear Kosovo SIN mandato de la ONU (Ah! Pero entonces valía, ¿no?).
Hay varios libros interesantísimos que le dan una torta sin manos a todos los argumentos que Gore esgrime en sus rollos patateros. Como muestra pongo dos:
- El ecologista escéptico, de B. Lomborg, ed. Espasa.
- Guía políticamente incorrecta del calentamiento global, de C.C. Horner, ed. Ciudadela.
Y las puntillas finales, que se quede en nuestra casa: el gobierno de España, en un ataque furibundo de buenismo, ecologismo sandía (verde por fuera, rojo por dentro), trinque casi seguro y corrección política demagógica a raudales… va y le compra al pollo 30.000 vídeos de esos para metérselos con calzador a los escolares.
Eso sí, a un precio un 58% superior al que se podría comprar la cinta en una cadena que, precisamente, no es que sea el paradigma de lo barato
(http://www.elconfidencial.com/cache/2007/10/17/50_gobierno_gasta_dinero_comprar_euros_siete_corte_ingles.html)
… por no hablar del casi cuarto de millón (de euros, oiga) que le van a pagar al personaje algunas comunidades autónomas porque venga a soltar una conferencia “divina de la muerte”. Entre ellas Andalucía donde, como todo el mundo sabe, nos sobra el dinero a expuertas.
Creo que el tema del cambio climático o del calentamiento global no es cuestión de debate tal y como se está planteando.
Es un asunto que merece la atención de la Comunidad Científica, y que son los científicos los que deben aclarar la situación.
La ciencia es como es: no es democrática, no va por modas. La ciencia tiene un Método unas formas. Así es como se ha permitido su avance y como estamos donde estamos.
Por mucho que se debata por políticos, periodistas o científicos, si Einstein tenía razón, la tenía. No es cuestión de debate, es cuestión de rigor científico, de método científico. Es lo que tiene la ciencia.
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