
En la mente de este "empresario" no estaría hacer merchandising ni cosas por el estilo, ni aprovechar la potente herramienta de reclamo publicitario en que podría llegar a convertirse un acémila en escenario playero. Tampoco sabemos si vendió mucho vino dulce ese día pero su actitud es lo que vale: de haberse quedado en casa menos habría vendido y hubiera privado al animal de un paseito que tampoco le viene mal.
Nuestro protagonista puede que no haya leído a Philip Kotler ni esté a la última en las modernas tendencias del marketing holístico. No sé si demostraría grandes conocimientos comerciales pero sí que ha acreditado sabiduría en marketing tradicional. Para vender, la primera premisa es querer vender. Este ejemplo puede ilustrar a muchos directivos que están devanándose los sesos para vender en tiempos de crisis. Quizás la solución sea compleja o tal vez más simple de lo que se piensa, ¿quien sabe?, pues como dice el adagio: hace más quien quiere que quien puede.