viernes, 6 de enero de 2012

Obediencia y confianza




Recuerdo que cuando estaba de Oficial en el Ejército del Aire (de Complemento) tenía a mis órdenes un subteniente con poco prestigio. Yo le insistía en que tenía que hacerse respetar por sus subordinados: soldados, cabos, cabos primeros, sargentos, sargento primero, brigada. Le faltaba autoridad y era incapaz de liderar en parte por su poca consistencia como persona. Cuando veía que la cosa se le iba de las manos gritaba a todos indiscriminadamente siempre con la misma reprimenda: “Yo cuando digo algo quiero que se me haga caso omiso, ¿está claro?, ¡caso omiso!”. El pobre diablo sin entender bien lo que decía, enfatizando la expresión pensaba que eso, que sonaba tan fuerte, era el máximo nivel de obediencia debida y si además lo decía gritando reforzaría su autoridad. La verdad es que la mayoría de los soldados que eran poco instruidos, se quedaban sobrecogidos con estas palabras. Solo dos de ellos, que sí tenían formación me miraban de reojo sin atreverse a sonreír pero por dentro debían pensar “¡valiente acémila!”.

Esto me ha venido con frecuencia a la memoria sobre todo cuando me he encontrado con directivos con tan poca autoridad que debían recurrir a gritos y amenazas para supuestamente reforzar su autoridad. Con esta estrategia lo único que se consigue es hacer un perfecto ridículo aunque se auto engañen pensando: “¡cuánto mando y cuánto me obedecen!”. Si no se genera confianza, se podrá dar órdenes e incluso puede que sean cumplidas pero no se puede liderar.

lunes, 2 de enero de 2012

Funcionarios o servidores públicos





Buenas noches. Retomo el blog. Reconozco que lo tengo algo dejado...algunos me habéis preguntado y aquí estoy de nuevo.


Este chiste que acabo de subir puede ser injusto pues no comparto la imagen típica del funcionario vago, dejado, etc. Pero no dejar de ser gracioso. Aunque algo de realidad refleja pues en la función pública, como en tantos ámbitos laborales hay mucho que mejorar en productividad. La diferencia es que si una empresa privada no es productiva lo paga el bolsillo del accionista. Si es empresa pública lo estamos pagando tú y yo (y ahora en régimen casi confiscatorio con el nuevo IRPF para 2012) por lo que la responsabilidad de su trabajo es mayor.


Pienso que un primer paso sería dejar de llamarles FUNCIONARIOS pues eso es aplicable a todo aquel que desempeña alguna función. En países anglosajones se les denomina civil servants o public servants. Aunque las palabras no crean la realidad, sí que es cierto que la semántica ayuda. Llamarles servidores quizás les ayudaría a ellos mismos a ir cambiando de chip pues no han de olvidarse que están ahí cobrando dinero público solo para dar servicio a los ciudadanos. A más de uno vendría bien que se lo recordaran. Aunque, insisto, la mayoría son ejemplares.